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¡Pero...tengo tanto por hacer!



El despertador suena en la mañana y no entiendes como ya han pasado seis u ocho horas. Tal vez despertaste a las 3:00 am pensando en ese correo electrónico que no contestaste, en el cliente que no llamaste o tal vez en que fuiste al supermercado y olvidaste comprar café. Tu cerebro nunca se apaga. ¿Acaso descansas?


Te levantas, desayunas –sin café – y sales corriendo. Dejas los niños en la escuela y llegas “fotofinish” al trabajo. TODOS LOS DÍAS. Siempre estamos pensando en lo que tenemos que hacer, pagos, compras, reuniones, un comité, algo de los niños. Tantas responsabilidades y solo tú para cumplirlas.


Somos como super-héroes. Siempre haciendo, siempre respondiendo, siempre en control. Pero… ¿has pensado en el riesgo diario? Riesgo de olvidar algo importante, riesgo de tener un accidente, de tener una perdida, de enfermarnos, de no poder responder y estar ahí de la manera que estamos acostumbrados.


Durante las últimas semanas he sido fuertemente golpeada por varios de esos riesgos. Y antes de pensar en mí y en manejar mi situación, pienso en tanto que tengo por hacer. Yo no me puedo detener. Pienso en mi hogar, en mi familia, en la manera que estamos acostumbrados a hacer las cosas. Y eso… me afecta más que cualquier otro pensamiento.


“No puedo cambiar la dirección del viento, pero puedo ajustar las velas para alcanzar mi destino”- Jimmy Dean


Una gran amiga, al intentar apoyarme, me comento: “pero tú eres agente de seguros, me imagino que estas asegurada.” Lo pensé por un microsegundo y con una sonrisa respondí que sí. Mucho antes de tener mi licencia de productor, ya estaba asegurada y no sabes el alivio que esa respuesta me proporciono.


¿Chocaste el carro? El seguro lo arregla y te paga un auto alquilado. ¿Un fuego accidental arrasó con tu casa? El seguro te ayuda a recuperarte. ¿Robaron en tu negocio? El seguro está contigo. ¿Te diagnosticaron alguna enfermedad perniciosa? El seguro te apoya con los gastos del tratamiento.


Más que un producto, el seguro es la tranquilidad de saber que no importa lo que pase, todo será atendido. La idea es superar cualquier situación… y sobrevivir su impacto financiero. ¿Estas asegurado contra las cosas que no puedes controlar?


Gracias a Dios, tengo una cosa menos por la que preocuparme. Soy una mujer de fe y estoy lista para lo que venga en mi camino por la tormenta. Ahora, a encargarme de mi, mi familia, mis clientes y de todo lo que me queda por hacer. HS



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